Alejandro Magno ( Macedonia 356 a.C. - Babilonia 323 a.C.) |
Cuando Alejandro Magno fundó Alejandría el año 331 a.C. (el mismo fijó la extensión de la ciudad haciendo correr a su caballo Bucéfalo hasta cansarlo), tal vez no pensó que con el paso de los siglos dicha urbe asentada a orillas del Mediterráneo volvería a ser centro de la atención del mundo.
El alumno de Aristóteles, de quien se dice que podía repetir de memoria la Ilíada, tenía la idea de construir su imperio helenístico en el cual podía reinar como "ciudadano del mundo", puesto, según su parecer, no debería haber fronteras entre los países, y ese era el motivo de sus conquistas. Para hermanar a los griegos y persas concertó matrimonios entre hombres de su ejército y mujeres persas, llegando incluso el mismo a casarse con la princesa de Bactriana Roxana, con la que tuvo un hijo, Alejandro IV (que nació luego de la muerte de Alejandro Magno). Y es que Alejandro personificaba (o por lo menos eso quería) al "Filósofo rey", tan idealizado por Platón y por Aritóteles como el buen gobernante de una "república" perfecta.
Sin embargo, todo esta intención fue muy efímera; pues, apenas había cumplido los 32 años, Alejandro murió afectado de malaria en Babilonia. Su cadáver fue llevado en ataúd de oro hacia Menfis, la antigua capital de Egipto, cerca de las pirámides, cuando los trabajos de construcción de Alejandría recién habían comenzado.
Luego, la herencia del conquistador macedonio fue dividida. La porción más lucrativas fue a parar a manos de de Ptolomeo, un viejo amigo y general de Alejandro. En el 305 o 304 a.C. se coronó el mismo faraón de Egipto.
El sucesor mantuvo viva la idea del gran estratega griego: Su más grande objetivo era enlazar Europa, Asia y Africa. Alejandría se convirtió en la metrópoli del helenismo, un crisol en el cual mezclaron las culturas griegas y egipcia.
NRMQ
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