jueves, 4 de agosto de 2011

SARISSA

Ejército macedónico, utilizando en sus  campañas, las perfeccionadas sarissas.
La sarissa era una larga lanza de 6 a 7 metros de longitud usada como arma principal de la falange macedonia en el siglo IV a. C. Era muy pesada, de más de 5 kilos. Su gran altura era ideal en la lucha contra hoplitas y otros soldados que portaban armas más pequeñas, porque tenían que esquivar las sarissas para llegar a los pezhetairoi, hecho casi imposible, y de ahí el éxito de las campañas de Filipo II, el creador de esta lanza, y su hijo Alejandro.


Sin embargo, la sarissa era un estorbo en las marchas debido a su peso y longitud. Por ello, la sarissa estaba dividida normalmente en dos o más partes que se unían en la batalla, para facilitar su manejo y garantizar la movilidad del ejército.

La sarissa era lo suficientemente larga como para proteger a las cinco filas de hombres de la falange. Incluso si un enemigo lograba romper la primera fila, aún quedaban cuatro para atacarle y detenerle. Los soldados de las filas traseras colocaban sus picas en un ángulo de 70º-80º, y este ángulo iba decreciendo a medida que nos acercamos a la primera línea de combate, creando una ilusión de puercoespín.

No obstante ello, la sarissa siguió siendo la columna vertebral de los ejércitos del periodo helenístico, pero la falta de entrenamiento y la excesiva confianza en la falange y no en el uso combinado de las tropas, en el que Filipo y Alejandro sobresalieron, condujo a la derrota final de Macedonia por los romanos en la Batalla de Pidna.



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