Juicio a los muertos. Destaca la presencia de Osiris, Anubis y sus 42 asesores |
Los egipcios llegaron a creer en la existencia de un alma inmortal distinta del Doble perecedero. Huía del cuerpo para alcanzar el reino misterioso del Oeste. Llegaba allí tras peligroso viaje, sembrado de toda clase de trampas espantosas. Si triunfaba de ellas, comparecía entonces ante Osiris, su juez supremo, rodeado de cuarenta y dos asesores. Para justificarse, pronunciaba una defensa, contenida en el LIBRO DE LOS MUERTOS, depositado ceca de cada momia. Allí se lee:
"No cometí fraude contra los hombres. No atormenté a la viuda. No mentí ante el Tribunal. No sé lo que es mentir. Nunca impuse a jefe de trabajadores más trabajos de los que debía hacer. No fui indolente. No fui ocioso. No le hablé mal del esclavo a su amo. No provoqué el hambre. No hice llorar. No he matado. No tuve ganancias fraudulentas. No espigué en mies ajena. No falseé el equilibrio delas balanzas. No corté un canal. No quité la leche de los labios del recién nacido. ¡Soy puro! ¡soy puro! ¡Soy Puro!".
Así podemos apreciar, la buena intención, de un elevado ideal moral de los antiguos egipcios.
NRMQ
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