domingo, 9 de julio de 2017

JULIO CÉSAR Y EL TÍTULO DE "CÉSAR"

Julio César

El término "CÉSAR", es universal.

De su raíz latina CAESAR nacieron las palabras KAISER o ZAR (CSZAR), que han perpetuado el término, muchos siglos después de que el primer hombre que lo llevara desapareciera. Y a su muerte, todos los emperadores de Roma lo utilizaron como nombre propio. Así, CÉSAR (es incorrecto decir "el César" o "los Césares" como es incorrecto decir "el Faraón" o "los Faraones", ya que son nombres propios), pasó a ser nombre propio y su uso hacía al portador ser identificado con aquel primer CÉSAR, descendiente de dioses y de reyes que conquistó el mundo conocido:
  • Como político diseñó el Imperio Romano,
  • Como soldado es el más grande general de la Historia,
  • Como escritor uno de los más grandes en lengua latina,
  • Como jurista promulgó leyes que son el pilar del derecho Romano,
  • Como astrónomo reformó el calendario dejándonos el nuestro actual de 12 meses y 365 días.
  • Fue él quien al romanizar el oeste de Europa puso los cimientos de nuestra Cultura Occidental.
César es el triunfo de la inteligencia, pero por encima de todo, César fue grande y él mismo supo que lo era. A pesar de ello nunca se colocó conscientemente por encima de ningún otro: Dejó que la Historia hablara por sí misma.

GAIUS IULIUS CAESAR o Cayo Julio César
Nació el día 13 del mes que los romanos conocían como Quintilis y que a su muerte tomó su nombre "Julio". El año fue el 100 a.C. año 653 desde la fundación de Roma. Hasta su asesinato, ocurrido el 15 de marzo del año 44 a.C., César ascendió en el duro escalafón romano para convertirse en el Primer Hombre de una Roma que vivía una profunda crisis política y social que él trató de solventar aplicando su genio y su ascendiente sobre el pueblo romano.
Su esfuerzo le costó la vida, pero lo que sus asesinos no pudieron imaginar fue que su grandiosa obra habría de sobrevivirle aún 500 años tras su muerte en Occidente y 1.000 en Oriente, dando a la Humanidad el mayor legado cultural de toda la Historia: El IMPERIO ROMANO tuvo como arquitecto a César y su constructor, su heredero político, fue su sobrino-nieto Octavio, más tarde llamado Augusto.


Roma en su gran proyecto de formar un gran Imperio,
 necesitaba del liderazgo como las ofrecidas por el Gran Julio César
César fue un hombre moldeado por los acontecimientos ocurridos en la Roma, que le vio nacer. Una sociedad corrompida por una aristocracia egoísta, que cercenaba sangrientamente cualquier perspectiva de cambio y mejora. Una sociedad en continua y sangrienta lucha sobre la que pesaban poderosas amenazas tanto internas como externas.


ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Cayo Mario:

Conocido como el "paleto de Arpinum" porque no sabía griego. Fue el hombre que había ascendido por el duro escalafón militar romano, desde el sitio de Numancia; y que ante el asombro del mundo entero, había derrotado brillantemente en las batallas de Aquae Sextiae y Vercellae, en 101 a.C., a 800.000 cimbrios y teutones (los pueblos nómadas germánicos que pocos años antes habían infligido a Roma espantosas derrotas como la de Arausio y causado la muerte de decenas de miles de romanos.

Emparentado con la gens Julia, la familia de César, por su matrimonio con su tía, la gran Julia, Mario trató de llevar a cabo un ambicioso programa de reformas que fortalecieran a Roma integrando a toda Italia en el aparato estatal, pero el Senado, acaudillado por la facción ultraconservadora, no estaba dispuesta a dejar de considerar todo lo que se extendía más allá de las murallas de la ciudad como su finca particular. Ya que en aquellos años, los pueblos italianos no gozaban de la ciudadanía romana, sino que eran considerados aliados. En realidad, siervos de Roma.
Y estalló la guerra entre Roma e Italia. Una guerra en la que Mario impuso su grandioso genio militar derrotando con su espada a aquellos a quienes, paradójica y dolorosamente, había defendido con sus ideas. Así fue Cayo Mario cónsul por séptima vez, pero el viejo soldado no pudo esta vez celebrar su victoria, ya que moriría poco después en Roma, viejo, casi inválido, cansado y completamente desengañado de todo. Pero su obra la continuaría su fiel seguidor Cinna, cuya hija Cornelia se casó con el joven Cayo Julio César en 84 a.C. y así, César fue nombrado flamen dialis o sacerdote de Júpiter a la edad de 16 años.
Lucio Cornelio Sila

Uno de los más queridos lugartenientes de Mario, traicionó la legalidad uniéndose a los derrotados reaccionarios, para alzarse con el poder invadiendo Italia desde Asia, donde mandaba las legiones que debían combatir a Mitrídates. Sila fue el primer general romano que utilizó su ejército para conquistar el poder. No sería el último. A la cabeza de sus legiones desembarcó en Italia y conquistó Roma a sangre y fuego. Su gobierno ha quedado grabado con sangre en la Historia como uno de los más despiadados y tiránicos que han asolado el mundo occidental. Millares de personas fueron ejecutadas sin juicio y sus bienes "incautados" por las bandas de esclavos armados a las órdenes de Sila que recorrían Italia sembrando el más negro terror. El joven César, a pesar de estar considerado como el aristócrata vivo de más rancio abolengo de Roma (su árbol genealógico llegaba hasta la propia diosa Venus, según las tradiciones romanas), con tan sólo 18 años, se enfrentó valientemente al tirano provocando el estupor en Roma. Sila, que había exterminado a toda la oposición, ya no tenía ni un solo enemigo vivo en Italia e incapaz de terminar con el terror, comenzó a ordenar rupturas de compromisos y divorcios. Así ordenó a César que se divorciara de su esposa Cornelia, pero César contestó al mensajero la famosa frase "Dile a tu amo que en César sólo manda César" y se negó a divorciarse.
El tirano encolerizó ante tal osadía y ante el estupor de sus propios partidarios condenó a muerte al joven. Envió a sus asesinos con órdenes de traer su cabeza clavada en una lanza, pero César, alertado por los propios amigos de Sila horrorizados, huyó de Roma a pesar de estar gravemente enfermo de fiebres. Durante semanas se ocultó en los bosques, atendido y protegido por aquellas sencillas gentes que veían en aquel joven fugitivo débil y enfermo al digno sobrino del gran Mario.
Aquella villanía cometida contra un joven que no había participado en la guerra conmovió al Pueblo Romano que vio que ni la edad ni el altísimo cargo sacerdotal ostentado por el joven frenaban la sed de sangre del enloquecido tirano. Las enormes presiones del pueblo y parte de la aristocracia sobre Sila, presiones que la madre de César, Aurelia, supo manejar magistralmente en favor de su hijo, consiguieron que el tirano le perdonara la vida, no sin antes exclamar una frase que pasaría a la Historia ante los nobles que le suplicaban por su vida:

 "Alegraos con su perdón, pero no olvidéis lo que os digo, porque un día ese joven de aspecto indolente e inofensivo causará la ruina de vuestra causa. ¡Hay muchos Marios en César!"

César aprovechó la ocasión para pedir a Sila que le destituyera de su cargo de flamen dialis, un cargo que el ambicioso joven consideraba que le ataba de pies y manos en su carrera, cosa que Sila aceptó encantado, ya que César, aunque miembro de la más antigua familia romana, no tenía bienes suficientes para ser senador y si dejaba el sacerdocio, tendría que dejar también su escaño en el Senado de Roma. Así César descendió en el escalafón de clases de Roma del orden senatorial al orden ecuestre. Y para quitárselo de encima, Sila lo envió como oficial al ejército de Minucio Termo que combatía en Oriente. En este destino, el joven y dulce joven asombró a todos ganando la famosa corona civica (la más alta condecoración romana al valor) en 81 a.C. durante el asalto a los muros de la ciudad de Mitilene. Con lo que César regresó a Roma tras la muerte del tirano ingresando inmediatamente en el Senado gracias, paradójicamente, a una ley de Sila por la que cualquier miembro del orden ecuestre ganador de la corona civica pasaba automáticamente a ocupar un escaño en el Senado. A partir de ese momento, César consagró su vida a continuar el proyecto reformista de Mario cuya meta era el saneamiento social de Roma. Y en este punto de nuestra historia ocurrió un famoso acontecimiento que muestra claramente el carácter de César.

Viajó a Rodas para aprender retórica y oratoria junto al sabio Molón y en el viaje de vuelta en 75 a.C. fue apresado por los piratas cilicios. Al ver que era un joven aristócrata sin importancia, el caudillo pirata le menospreció comentando que por aquel joven insignificante no conseguirían ni un rescate de 20 talentos de plata (cada talento equivale a unos 27 kilos). César, que consideró aquello un insulto a su dignidad, se encaró con el jefe pirata ante el asombro de todos contestándole que él era descendiente de la diosa Venus y que por su rescate se pagarían 50 talentos, lo que fue acogido por los piratas con carcajadas, y el jefe pirata le advirtió que si no se pagaban los 50 talentos le crucificarían, a lo que César respondió: "Te pagarán, no temas, pero después serás tú el que temerás, ya que volveré para crucificarte a ti y a todos los tuyos". Lo que causó aún más risas. Y mientras sus sirvientes partían hacia Roma, él se quedó en aquella isla con sólo un esclavo causando la admiración entre los piratas por su valor. Por la noche, les recitaba discursos y si los piratas no los entendían les acusaba de ser unos patanes criminales. Mientras, la madre de César, Aurelia, consiguió trabajosamente la enorme suma y pagó el rescate. Cuando César fue puesto en libertad fue a ver al gobernador romano para pedirle que actuara de inmediato contra los piratas, pero éste no le hizo caso (César aseguró durante el resto de su vida que aquel hombre estaba evidentemente sobornado por ellos), así que se fue a ver a los armadores de la zona, a los que convenció para que alistaran una flota que él guió hasta la guarida de los piratas a los que sorprendió y tras vencerles ordenó que todos fueran crucificados. A partir de entonces, nadie volvió a poner en duda la palabra de Cayo Julio César.
Tras su regreso a Roma, César se dedicó a ascender peldaño a peldaño los escalones del Cursus Honorum romano, granjeándose el afecto del pueblo y el odio de la mayor parte de la aristocracia y convirtiéndose en el abogado azote de los políticos corruptos al llevar a juicio a aristócratas considerados hasta entonces "intocables". Su apoyo a las demandas del pueblo le convirtió en el enemigo de toda la nobleza corrompida y reaccionaria que ocupaba el Senado, pero César, fiel a su compromiso con el pueblo, prosiguió su carrera. En 74 aC fue elegido pontífice, en 68 aC fue elegido cuestor militar en España, donde su excelente trabajo le granjeó la admiración de la población. En 65 aC fue elegido edil curul, cargo que equivale al nuestro de alcalde y en 64 aC fue elegido cuestor judicial, magistratura equivalente a nuestra fiscalía.
Y así hasta alcanzar la más alta magistratura: el consulado, ganado el año 59 a.C. tras una aplastante victoria en las elecciones con el apoyo de Craso y Pompeyo, los dos hombres más poderosos de Roma a los que consiguió unir en un proyecto común (el famoso Triunvirato) cuyo objetivo era reformar el sistema desde dentro.
Su año de gobierno constitucional fue un auténtico terremoto en el que sentó las bases para las grandes reformas políticas, económicas y sociales que Roma necesitaba, creando un cuerpo de leyes que sería la base del Derecho Romano y legislando una reforma agraria para dar tierras públicas a las familias más pobres, cosa que le granjeó aún más odio de un Senado compuesto por terratenientes. En 58 a.C., marchó a ejercer su mando como procónsul de la provincia romana de la Galia Cisalpina, zona que actualmente ocupa el norte de Italia. Esta provincia era una pequeña porción de las Galias, un enorme territorio que abarcaba lo que hoy es Francia, Luxemburgo y Bélgica y que tenía más guerreros en edad de empuñar las armas que habitantes toda Italia. Allí César habría de contener en su primer año de mandato, en 58 a.C. las sucesivas invasiones de helvecios y germanos que pretendían invadir Italia. En una increíble campaña relámpago exterminó a los helvecios y aplastó la ofensiva germana. Sin embargo, César comprendió que sólo una Galia unida y fuerte podría contener a los germanos y al pretender unir a todos los pueblos galos bajo la tutela romana, para asegurar la defensa de Italia, éstos se levantaron en armas contra César.
Ocho años tardó César en pacificar toda la Galia, combatiendo además a los germanos más allá del Rhin y a los británicos más allá del Canal de la Mancha, pero tras ocho durísimas campañas, pudo declarar ante el asombro del Senado y del Pueblo de Roma que toda la Galia estaba conquistada.

Las conquistas realizadas pro Julio césar eran admirables, había formado un cuerpo muy eficaz y victorioso.

En esos ocho años, César había combatido ininterrumpidamente contra más de 3.000.000 de guerreros helvecios, galos, germanos y britanos. 1.000.000 de ellos murieron. 1.000.000 fueron hechos esclavos. 800 ciudades fueron conquistadas. 300 naciones sometidas.
Los efectivos romanos nunca superaron los 50.000 hombres.
Si el triunfo de Alejandro Magno impresiona por el gigantesco territorio conquistado, el de César lo hace por las increíbles cifras antes expuestas y por las enormes consecuencias que para la cultura occidental, tuvo la conquista y romanización de los territorios de las Galias y las Islas Británicas.

Jamás en la Historia un general había conseguido un triunfo de tal magnitud.

Sin embargo, este soberbio éxito, disparó todas las envidias y rencores de la aristocracia dominante en Roma. Las conspiraciones de sus enemigos conservadores le cerraron todos los caminos posibles, llegando a acusarle de traición y pidiendo públicamente su condena exilio. Muerto Craso en el desastre de Carras, Pompeyo, irritado por la creciente gloria militar de César, se pasó al bando aristocrático que pretendía acabar con César por medios completamente ilegales, obligando a César a marchar sobre Roma al frente de las legiones a las que durante ocho años había conducido, de victoria en victoria por toda la Galia.

El 13 de enero de 49 a.C. César cruzó el río Rubicón (frontera entre su provincia e Italia). No obligó a nadie a seguirle, pero sus hombres respondieron como un bloque y secundaron a su general. "¡Vayamos allá donde nos llaman los dioses y la injusticia de los hombres! ¡La Suerte está echada!" fue el grito de guerra de César, al que sus legionarios contestaron con el celebérrimo de ¡O CÉSAR O NADA!.
Tras su victoria sobre Pompeyo, en 46 a.C. César celebró 4 triunfos en Roma conmemorando sus victorias. Tras 12 años de continuas campañas desde el sur de Inglaterra hasta Asia Menor, las legiones de César habían completado la más importante y duradera campaña de conquistas de toda la Historia.
Tras ello se propuso un ambicioso programa de reformas para sanear las corrompidas instituciones, mejorar el gobierno de las provincias, dar acceso a los habitantes de éstas a la ciudadanía romana, mejorar el sistema de impuestos, etc. Los optimates, hartos de tales proyectos, aterrados ante la posibilidad de reformas que alteraran su estatus oligárquico, decidieron acabar con todo de una vez.
El 15 de marzo de 44 a.C. César fue asesinado en la curia del Senado por esa aristocracia envilecida que pretendía convertir el mundo en su finca particular. 


Asesinato de Julio César

Los conjurados eran los mismos que habían provocado la Guerra Civil y que, tras su derrota, se habían arrastrado ante él suplicando por su vida. César no tomó ningún tipo de represalias contra sus enemigos a los que incluso mantuvo en sus cargos. Tras la batalla de Farsalia ordenó quemar todos los archivos de sus enemigos sin querer leerlos y perdonó a todos los que habían luchado contra él. Su piedad le costó la vida.

A continuación, una representación de lo que pudo ser, el momento del asesinato de César:





Su obra político-militar quedó reflejada en: 
  • Los Comentarios de la Guerra de las Galias (Comentarii de Bello Galico) publicados en 51 aC, y
  • Los Comentarios de la Guerra Civil (Comentarii de Bello Civile) publicados en 45 aC.
Dos obras literarias que convierten a César en el más grande escritor en lengua latina. Son su testamento político y el relato de la campaña de conquistas fundamental de la Historia, un relato que él escribe en tercera persona, como si fuera un mero espectador de los hechos que describe con su apasionante genio.

OCTAVIO:


Octavio, llamado luego AUGUSTO
sería Emperador de 27 a.C. - 14 d.C. 

El heredero de César, su sobrino-nieto Octavio, que pasaría a la Historia con el nombre de Augusto, no cometió el mismo error. Vengó su asesinato destruyendo a sus poderosos enemigos en la batalla de Filipos, exterminándolos a todos y continuando la obra que César comenzara y que habría de convertir al Imperio Romano en la más importante obra política, social, cultural y militar de todos los tiempos.

Esa es la historia de Roma que dejaría la República y se internaría en la gloria como Imperio. La obra de Julio César sembró la grandeza del pueblo romano, y por qué no, de la Cultura Occidental. 

Culminamos esta presentación, con un resumen en vídeo de las campañas realizadas por Julio César. Pasemos a revisarlo:





NRMQ


Fuentes:
  • Vídeo de Artehistoria relacionado al tema.
  • Enciclopedia de Historia Universal: Edad Antigua.


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